Con el título de este post quiero hacer un homenaje a José Mota que me entretiene cada semana y me hace reír muchísimo. Es un humor limpio y original, basado en las situaciones cotidianas que nos ocurren en nuestro día a día. Además me he sentido protagonista de su programa porque por una vez pensaba que estaba dentro de él... me explico:
Una tranquila tarde en las que como todas, estoy trabajando a mi 101%, como vendedor, reponedor y esclavo de informática, reponiendo cartuchos, aparece un señor en la misma zona con un par de cartuchos en cada mano.
Me veía venir el típico cliente que no sabe ni el nombre de la impresora (una discley?) y sobre el que escribiré el próximo artículo, pero no. Este sabía (o lo disimulaba muy bien) lo que quería:
- Hola buenas, usted trabaja aquí?
- Hola Buenas. Bueno, trabajar, trabajar, pregunte a mi jefe. Sí, que quería?
- Pues quería este cartucho de tinta para la impresora, que es este número, pero recuerdo que era de otro color...
- Ese es el que está buscando.
- Seguro?
- Sí. Segurísimo. Si tiene el mismo número, es el MISMO cartucho.
- Y si no es y no me sirve?
- Pues lo trae y se lo cambiamos, pero sin desprecintar, claro.
- Y seguro que me lo cambian?
- Sí.
- Y si lo abro?
- No.
- Pero si no es el que quiero me lo cambian, no?
- Sí.
- Y si lo abro?
- No.
- Pero me devuelven el dinero?
- Sí.
- Pero abierto no.
- NO.
Estuve a punto de pedirle otra ronda, pero hubiera sonado a cachondeo (a paciencia no me ganan...), y además mi jefe ya empezaba a no aguantar las carcajadas...
No es la primera persona, que es tan desconfiada, indecisa o que tiene mal la memoria a corto plazo. Recuerdo una señora que a lo largo del tiempo que la atendí para una lavadora me pregunto las mismas cosas (que si la que le llevaba era nueva, que si avisaban, etc...) unas 6 o 7 veces. Me dieron ganas de contestar cosas diferentes cada vez.
Salu2 a To2. Os dejo con él.